LEGION, NAVEGANDO A TRAVÉS DE UNA MENTE SINGULAR

REVIEW DE TV
por Fwan

(Esta reseña fue escrita y publicada en marzo del 2017, en el extinto Calabozo Mutante)

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Audaz, inteligente, y visualmente impresionante, Legion se desvía osadamente de los conceptos tradicionalmente asociados a los superhéroes, logrando una serie surreal y única que se desenvuelve entre los temas de la identidad, la emoción y la memoria; y si la clave para una narrativa visual es ‘mostrar sin decir’, entonces el equipo a cargo de la serie tiene una noción acabada de cómo hacerlo. Pero por sobre todo, es una descripción profundamente considerada acerca de las enfermedades mentales.



Laberinto de Espejos


Legion nos cuenta la historia de David Haller, un aproblemado joven que podría ser algo más que humano. Desde que era un adolescente, David ha luchado con una enfermedad mental. Diagnosticado como esquizofrénico, David ha entrado y salido de hospitales psiquiátricos por años. Pero tras un extraño encuentro con otro paciente, se ve enfrentado a la posibilidad de que las voces y alucinaciones que padece sean demasiado reales. En los cómics, David es hijo de Charles Xavier, el mutante líder de los X-Men (por el momento en el serie no ha habido ninguna mención de dicha pandilla de mutantes, por lo que presumo que no está ligada a la franquicia hollywoodense). 


Legion ha sido producida como una versión artística y concienzuda de una serie de superhéroes, apelando a la precisión y la emoción en donde el género usualmente se concentra en el shock y el asombro, y ensamblada con una estética setentera (o al menos así lo ve David en su mente) y excelentes (y a veces horripilantes) efectos visuales. Hermosamente hecha, a momentos incoherente, a menudo desafiante, e insistentemente demandante; lo que no queda claro en los primeros episodios se va volviendo una especie de recompensa a medida que va avanzando.


Incluso sin considerar los presupuestos de producción y marketing, Legion sería una serie formidable para ser vista en cualquier instancia, pero el hecho de que traiga nuevamente a la saga de X-Men a la palestra es un cambio muy bienvenido, considerando la decreciente excelencia cinematográfica que la saga ha sufrido en estos 17 años.


Nadie debiera sorprenderse de que Noah Hawley, quien de manera magistral imaginó dos temporadas vastamente diferentes para la versión televisiva de Fargo, haya optado por darle un tratamiento distinto un personaje relativamente desconocido del universo X-Men, y finalmente llevado a FX en donde se compararía a una constelación de series dramáticas.


Quizás la sorpresa es que resultó ser increíble, después de todo :)



De Marvel a su pantalla


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Legion llega a FX directo desde las páginas del cómic de Marvel, pero si no lo sabías de antemano, no tendrías como saber que esta es la historia de un superhéroe. El serie cambia drásticamente tu concepción de campeón en traje de malla que tiene poderes que desafían la física y – a veces – la lógica. Basado en el cómic de Marvel escrito por Chris Claremont y Bill Sienkiewicz, la serie es menos acerca de las escenas de peleas estilo superhéroe, y más acerca de sondear los abismos de la esquizofrenia como si fuese un poder inexplorado (e inexplotado), en vez de una enfermedad. Hawley esencialmente encontró una “salida de emergencia intelectual” al concepto mutante de X-Men y reimagina la narrativa como una visualización fascinante y desequilibrada.

Jeph Loeb, director de la división televisiva de Marvel, ha dicho que Legion es “el tipo de serie que Marvel nunca ha hecho" lo cual se vuelve evidente tras los primeros minutos de transmisión. Mientras que los espectadores empiezan a entender hacia dónde se dirige -por ahí entre el segundo y tercer epidosio- en tratar de explicar la habilidad paranormal de David Haller (Dan Stevens, Downton Abbey), el piloto extendido es un viaje absolutamente desorientador, con una narrativa audazmente disociada que es a la vez confusa y persuasiva, sin llegar a enajenarte.

Gran parte de esa apuesta cinematográfica es atribuible a Hawley, quien dirige, además de escribir el guión y haber creado el serie; su estampa visual es esencialmente el éxito de Legion debido a que redefine las expectativas con su piloto no lineal y visualmente desorientador. O sea, nosotros no sabemos cómo es la vida “normal” de David antes de que hubiese un “cambio”, como sucede en casi todas las historias, donde un efecto difuminado de la cámara te da la pista de que el personaje no está tomando su medicina, o que no estamos en la realidad real; no: Hawley decidió que toda la narrativa es desde dentro de la mente de David, y desde ahí construye lo que ve, siente, imagina, sufre, sueña y hace. 

Esa decisión hace que el piloto sea un recorrido emocionante de narrativas inconexas, yuxtapuestas de tal forma que confunden al nivel de ser descabelladas. Hawley quiere que la audiencia se desoriente pensando qué tan enfermo está David, acentuado aún más por el uso de drogas junto a Lenny (interpretada por la siempre increíble Aubrey Plaza). Todo esto nos entrega un arco argumental en que los espectadores podemos entender más claramente lo que pasa, mientras el grupo liderado por la terapeuta Melanie Bird (Jean Smart), le muestra a David que él nunca ha sido esquizofrénico — si no que uno de los mutantes más poderosos en la historia, con dones que van muchísimo más allá de la telepatía y la telequinesis, y quizás mucho más allá de los límites de nuestra propia imaginación.


La magia de un narrador no fidedigno

Incluso a sabiendas de que esa es la idea que mueve la serie, ésta no se conforma con simplemente repetir los patrones visuales, la audiencia será constantemente sorprendida cada vez que Hawley mantiene la dinámica de travesuras ópticas mientras integra una miríada de efectos sonoros también, desde disonancia y reverberación, hasta voces ininteligibles y confusas, susurros de ruido blanco, y absoluto silencio. Al realzar los episodios mentales de David como cuadros estilizados y absorbentes, Hawley se vuelve capaz de reemplazar con ellos lo que de otra manera serían escenas de acción y pelea repetitivas dentro del género. Al alejarlo de la preconcepción de cómo debiese ser un cómic, le permite a Legion mantenerse como una historia más intelectual, escapando así de los conceptos básicos del universo de X-Men.

Legion inicia con un montaje de la vida de David, destacando el abuso de sustancias y la inestabilidad mental, al ritmo de "Happy Jack" de The Who, la que guiña en dirección del sentido  del humor de Hawley por medio de canciones psicodélicas (como "She's a Rainbow" de The Rolling Stones, o el nerviosismo inquieto de "Hyperactive!" de Thomas Dolby), sin mencionar que sin duda el personaje de Sydney "Syd" Barrett obtuvo su nombre del fundador de Pink Floyd, quien a su vez ha tenido sus propias historias respecto a la salud mental y el abuso de sustancias.


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El tiempo que David pasa en el Instituto de Salud Mental Clockworks es compartido con Lenny, quien llegó ahí principalmente por su adicción extrema al alcohol y las drogas. Ahí también conoce a Sydney Barrett (Rachel Keller, Fargo), una paciente a la que no le gusta ser tocada, y que se vuelve instrumental en mantener a David a salvo de una oscura organización conocida como la División 3. La lucha por el control de David y sus habilidades recae en Melanie Bird y su grupo de mutantes.

Con un reparto casi estelar — en el que encontramos a Bill Irwin y Jeremie Harris, quienes se dedican a ayudar a David en el complejo oculto de Melanie; también está Katie Aselton interpretando a su hermana Amy; a Jean Smart y Rachel Keller, quienes trabajaron con Hawley anteriormente en Fargo; y también encontramos a Jemaine Clement en el papel del esposo de Melanie, Oliver Bird — Legion cuenta con una plétora de actores talentosos que llevan a cabo la visión de Hawley. Cierto para todos los actores, pero en especial para Dan Stevens, se les exige hacer un gran esfuerzo para que ésta resulte convincente. No solo usa acento americano durante toda la grabación, si no que su interpretación de la esquizofrenia y/o habilidad mutante que lo hace alucinar jamás se siente forzada, falsa o simplificada; la audiencia puede empatizar con David por medio de todos y cada uno de sus recuerdos.

Obviamente, es muchísimo con lo que lidiar. En su mejor momento, Legion establece desde el inicio una cantidad de locura y confusión, con un mínimo sentido de cómo se conecta una escena con otra, o de dónde viene — sólo sabemos que es terrorífico (menciones a un demonio de ojos amarillos que deja tiritón a David de adulto, a un niño malo y enojón que podría ser una de las peores historias para dormir de la historia). Si a eso le sumas las variadas crisis mentales que David ha tenido a lo largo de su vida y los terribles poderes que jamás pudo entender (ni mucho menos controlar), y ya tienes una historia que exige un amplio despliegue de imaginería que no tiene sentido. La decisión de Hawley de desorientar a los espectadores haciendo del confuso e inquietante panorama mental de David el punto de partida para este mundo resulta estratégicamente inteligente — aunque desafiante — y el preciso trabajo de cámara tiene un estilo único que marca a cada uno de los episodios. Desde un punto de vista estético, no hay nada que se compare con la visión que presenta Legion frente a los poderes mutantes, manteniendo a la serie más cerca de su eje dramático, un cambio muy bienvenido dentro del universo televisivo de Marvel.

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Podría parecer extraño ver un serie de Marvel en FX, o que su protagonista sea mayormente conocido por su trabajo en Downton Abbey, o que su creador sea el mismo de Fargo, pero de alguna manera funciona muy bien; vamos en seis episodios ya — absolutamente titánicos en su calidad visual — y no puedo esperar a ver qué sigue en el resto de la temporada.

Con las actuaciones de: Dan Stevens, Aubrey Plaza, Rachel Keller, Jean Smart, Katie Aselton, Bill Irwin, Jeremie Harris, Jemaine Clement, Amber Midthunder

Creada, escrita y dirigida por: Noah Hawley

Estreno: Jueves, 22:00 hrs. por FX



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